Pesca para el exterior: una actividad que emplea de manera directa a 6.000 personas y exporta 95% de su producción
27 de junio de 2019 | Producción | Foto: Iván Franco
Controles, políticas públicas, renovación de flota y caídas de precios son los principales desafíos a abordar de cara a un Plan Nacional.
Hace una semana, varios actores del sector pesquero debatieron sobre el rol de esta actividad en el desarrollo productivo del país, las dificultades y el potencial que existe para determinar que podrían dar sustento a un Plan Nacional de Desarrollo Pesquero. Se trató del tercer encuentro del ciclo “La pesca en debate”, organizado por el Núcleo Interdisciplinario para Estudios de la Pesca en Uruguay, en el marco de la actividad “Ciclos de difusión”, del departamento de Educación Permanente de la Universidad de la República.
El presidente de la Cámara de la Industria Pesquera del Uruguay (CIPU), Juan Riva-Zucchelli, defendió a la pesca como una fuente de creación de empleo –directo e indirecto–, así como de ingreso de divisas al país. “Siempre lo ha sido”, sostuvo, y afirmó que la industria da empleo a 3.200 personas entre barcos, plantas e industrias, y la artesanal al menos a otras 2.700. De manera indirecta se suman aquellos empleados en actividades relacionadas al transporte, las fábricas de hielo, proveedores marítimos de servicios portuarios y de insumos, servicios de seguridad, controles de plaga, asesoramiento y controles sanitarios, almacenamiento, agencias marítimas y terminales portuarias.
La actividad de las plantas pesqueras está fuertemente vinculada a la exportación. Según cifras manejadas en el intercambio, se exporta 95% del pescado a unos 50 países –en 2018 fueron unas 60.000 toneladas de producto, que ingresaron 136 millones de dólares–; en este sentido, el presidente de la CIPU reconoció que “no tenemos limitaciones, lo cual es una gran ventaja”. El consumo interno sigue siendo según las recomendaciones y más allá de la mejora de los últimos años. “Estamos lejísimos de absorber una parte mayor de las posibilidades de producción”, afirmó Riva-Zucchelli, y consideró que “Uruguay tiene la posibilidad de aumentar su consumo sin ningún problema”.
Más allá de esto, Riva-Zucchelli sostuvo que el tema del tamaño influye en el comercio, al no tener incidencia en los precios internacionales. En los últimos cuatro años hubo una reducción de 25% en los precios de los mercados internacionales. “Vivimos de espaldas al mar”, afirmó el presidente de la CIPU, y remarcó que hace falta “políticas nacionales, más allá de la ley de pesca”.
Para el empresario, el tratado del Río de la Plata y del frente marítimo firmado hace 46 años con Argentina es “muy positivo”: “Implica que las aguas sean comunes, regula las cuotas –iguales para ambas naciones– anualmente” destacó, aunque por otro lado, llamó la atención sobre el escaso control por parte de las autoridades sobre las aguas nacionales. “Cuando agarramos algún barco brasileño en nuestras aguas es porque algún barco pesquero avisó. La pesca ilegal y clandestina está defendida a través de nuestros propios barcos”, afirmó.
Riva-Zuchelli criticó que el gobierno cediera el muelle Mantras a UPM para almacenar la celulosa, y desplazara a la pesca. Por otro lado, cuestionó la prima para accidentes de trabajo que se abona al Banco de Seguros del Estado –según dijo, del orden de de 11% de los salarios nominales–. Dijo que “se podría bajar sustancialmente” porque más allá de que lo determina, el organismo estatal, hoy en día implica una proporción más alta que los aportes patronales. Por último, realizó una autocrítica respecto de la flota pesquera, que es “muy vieja”: “Salvo algunos casos, el promedio está entre 30 y 40 años, y cuanto más viejas, menos operatividad tienen”.
Otro de los actores del sector, Juan Manuel Otero, emprendedor del proyecto Amiantis, enfocado en el procesado y envasado en vidrio en tierra de anchoíta, atún, calamar, camarón, bivalvos varios, que combina tecnología y empleo de mano de obra calificada, en el marco de un plan de optimización de recursos pesqueros marinos, señaló que el Estado “incumple su deber” en la asignación de cuotas pesqueras. “Hay que actualizar esto, con una dinámica abierta, novedosa y que genere trabajo. No puede ser que hayan cuotas ‘durmiendo’”, afirmó.
Por su parte, Ismael Sequeira, un pescador artesanal del Sindicato Único Nacional de Trabajadores del Mar y Afines (SUNTMA), consideró que está faltando “un ente testigo de la pesca que regularice” la actividad. “Sabemos que la pesca es viable, por tanto tal vez haya que buscar otro tipo de financiamiento”, dijo.
En cuanto a los factores que perjudican a la pesca artesanal, está el contrabando con los países limítrofes, y por otro lado, el turismo, en el sentido de que “se ha apostado a fomentar esta actividad, que desplaza la pesca artesanal”. Sequeira ejemplificó con un proyecto en el departamento de Salto que “prioriza la pesca deportiva” y que “si se aprueba se va a extender por todo el Corredor de los Pájaros Pintados”. También denunció una escasa participación de los artesanales en el armado de la normativa del sector.
En tanto, José Trinchín, del Sindicato Único de Patrones de Pesca del Uruguay - Tráfico y Cabotaje, sostuvo que hace falta “reconvertir” al sector, pero no con la mirada puesta en el corto plazo, sino “pensando en 30, 40, 50 años adelante”.
Mario Pérez, por el Departamento de Desarrollo Productivo del PIT-CNT, sostuvo que en la central sindical el concepto de desarrollo productivo implica “sustentabilidad, inclusión y equidad”, “que la gente que trabaja pueda cumplir sus sueños: mandar a sus hijos a la escuela, comer bien, vivir bien, divertirse”. También señaló que “menos de 20% de los empresarios se anima a ir a un banco o a una agencia a pedir plata para su desarrollo, porque el preconcepto que tienen es que les van a arrancar las muelas, pero las ofertas están”. Al respecto, también fomentó la lógica cooperativa, en el sentido de que si bien los emprendimientos cooperativos “no son la solución a todo, hay estudios que demuestran que son mucho más sustentables en el tiempo y en la mayoría de los casos los trabajadores ganan más”. Por último, enfatizó que “la pesca es problema de todos –gobierno, empresarios y productores y trabajadores–” y que deberían buscarse mecanismos de asociación “para sacar esto adelante y olvidarnos de los enfrentamientos diarios”. “Que cada cosa se guarde para su ámbito”, afirmó.