Centro Interdisciplinario Infancia y Pobreza

En el Uruguay, la pobreza infantil, a pesar de una cierta reducción en su magnitud, representa un problema prioritario a nivel nacional. Existe fuerte evidencia científica que muestra el impacto que la pobreza y la exclusión social tienen sobre los niños en relación al crecimiento, desarrollo integral (cognitivo, conductual y emocional) y la salud en general, especialmente cuando sus efectos se imponen en forma precoz y continua, afectando las posibilidades de integración social y económica futuras y reproduciendo los mecanismos en los que se sostiene la pobreza. Esta evidencia científica muestra la estrecha relación entre la pertenencia a sectores de pobreza y problemas de salud física, retrasos en el desarrollo, fracaso escolar, trastornos de conducta y conducta violenta, abuso de sustancias, discapacidad, etc.

Se ha demostrado que las etapas tempranas de la vida constituyen un período crítico o sensible del desarrollo del niño, en particular para su Sistema Nervioso Central en el que se sientan las bases del aprendizaje y la socialización. Al mismo tiempo, importantes autores destacan que la pobreza económica no es suficiente para explicar estos efectos y que entre la pobreza económica y sus consecuencias actúan mecanismos psicosociales intermediarios (en especial a nivel de las familias) que interactúan y potencian el impacto de las carencias materiales.

En el sector más pobre de la población se concentra la reproducción biológica y social del país. Investigaciones realizadas por integrantes de este Centro en Uruguay han mostrado que más del 50% de los niños nacidos en condiciones de pobreza presentan riesgo importante para problemas en su crecimiento y desarrollo integral, así como que este efecto deletéreo empeora a medida que los niños crecen, lo que no sucede en otros estratos sociales.